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El autista camaleónico

Situándome en la calle lateral de mi propio ser, he acabado por disociarme. Por un lado, impoluta, en las profundidades, yace mi esencia, las bromas que quisiera gastar, los "no" que quisiera espetar, las opiniones que no puedo expresar. Por otro, en la superficie, lo que los demás ven, está mi forma camaleónica, que se interesa falsamente en ciertos asuntos para generar conversaciones normales, que finge no molestarle casi nada, que adopta una postura formal, terriblemente seria. Esta es mi forma de supervivencia, mi dolorosa forma. ¿Cuántas veces me muero por contar algo?, ¿por expresar una opinión? Pero, enseguida me refreno. ¿Es la ocasión indicada? ¿Cómo reaccionará la otra persona? ¿Cuándo es mi turno para hablar? ¿Cómo hacer para no "pisar" la voz de mi interlocutor? El pensamiento rumiante, la duda y mi torpeza son mis compañeros de ruta. Me salvan del ostracismo y me condenan a la fatiga. Me salvan a veces, y con pobres resultados. Me condenan siempre a